Captor de Carla Ayala no fue detenido pese a orden del jefe del GRP

Un imputado reveló que el sargento Carlos Humberto Ventura y el inspector Pablo Villalobos no vigilaron la pluma para entrar al pasaje donde estaba el GRP pese a la orden de capturar al exagente Juan Josué Castillo, el 29 de diciembre pasado.

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La agente Carla Ayala está desaparecida desde diciembre pasado, luego de que un policía la hiriera de bala y la raptara.

Por Stanley Luna

2018-05-02 9:28:37

El exagente del ya extinto Grupo de Reacción Policial (GRP), Josué Antonio Pérez Pineda, reveló en una declaración ante el Juzgado Sexto de Instrucción de San Salvador que el inspector Pablo Estrada Villalobos, con el indicativo Isaías, y el sargento de ese grupo élite, Carlos Humberto Ventura Martínez, indicativo Enigma, no capturaron al supuesto agresor de la agente Carla Ayala, pese a que les fue ordenado.

Además, reveló el ex-GRP, que tanto Enigma como Isaías estaban asignados a la pluma ubicada metros antes de la entrada a la sede policial, esa madrugada del 29 de diciembre pasado, hora en la que Ayala fue desaparecida por el ex-GRP, Juan Josué Castillo Arévalo.

A “Isaías”, quien estaba de oficial de servicio, le fue ordenado el dispositivo para capturar al hoy prófugo Castillo Arévalo, antes de que desapareciera con la agente Ayala después de una fiesta de fin de año, y Enigma le ayudaría.

Pero, según la declaración del exagente del GRP, ni el inspector ni el sargento capturaron a Castillo.

Ambos han sido suspendidos de sus funciones, de forma indefinida y sin goce de sueldo, al igual que exjefe del GRP, Julio César Flores Castro, mientras continúa la investigación por el caso, según confirmó ayer el Movimiento de Trabajadores de la Policía (MTP).

Tras la disolución del grupo elite este año, Flores Castro fue enviado como jefe de la delegación policial de Soyapango, y Estrada Villalobos laboraba en San Miguel.

Exjefe del GRP, Julio César Flores Castro

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El procedimiento, que se realizará el jueves, iniciará a las 7:00 p.m., y podría terminar antes de media noche.

En su declaración, Pérez Pineda dejó entrever que el inspector tenía una cierta amistad con Castillo Arévalo. “Les veía platicar, pero no puedo asegurar que eran afines y tampoco puedo descartarlo qué tanta amistad tenían, hay que recalcar que este agente (Castillo Arévalo) fue destituido del GRP en el año 2014”, señaló el pasado 19 de abril.

Según su declaración, el expolicía prófugo, alias Sumarai, tenía a un hermano dentro del grupo elite, pero este fue destituido por el jefe policial de entonces, el subcomisionado Carlos Romero Lazo, y tras conocer la noticia Castillo Arévalo entró a su oficina, lo amenazó con un arma, lo que también llevó a su destitución. Pese a este incidente, este reingresó al GRP el año pasado y que no supo quién lo autorizó.

Declaró que la madrugada del 29 de diciembre pasado, después de la fiesta realizada en la sede del GRP al sur de San Salvador, escuchó que a eso de las 12:30 a.m. los agentes Wilfredo Deras y Ovidio Antonio Pacheco, encargados de ir a dejar en una patrulla a la agente Ayala a su casa, en Apopa, tocaron la puerta de la habitación vecina a la suya, la de Estrada Villalobos, para informarle que Castillo Arévalo había lesionado de bala a la policía.

Sin embargo, dijo al juzgado que no escuchó qué explicación dieron Deras y Pacheco al inspector cuando este les preguntó cómo había pasado el hecho.

La Fiscalía, en su acusación, estableció que Ayala sería trasladada a su casa por ambos agentes. Ella iba en el asiento trasero de la patrulla y a su lado llevaba a Castillo Arévalo, quien le disparó en la pierna izquierda antes de llegar al redondel Integración, cerca de la residencial La Gloria, en Mejicanos, para luego volver a la sede del GRP.

Cuando Deras y Pacheco regresaron esa madrugada a la sede del exgrupo elite, se supone que a informar de lo ocurrido, se bajaron de la patrulla y dejaron la llave en el auto, por lo que Castillo Arévalo huyó con la agente lesionada.

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De acuerdo con Pérez Pineda, al escuchar a los agentes, Estrada Villalobos bajó de su habitación con ellos, y al minuto y medio también bajo él a la comandancia de guardia. Quien ocupaba para entonces ese puesto era el agente Abisol Samayoa Landaverde, alias Tramón. Desde ahí vio que Deras y Pacheco tomaron una patrulla para perseguir a Castillo Arévalo.

El imputado contó que esa madrugada tenía doble turno: era el encargado de guardar y sacar armas de una bodega, pero al mismo tiempo era ‘águila’ -daba seguridad a la entrada de la unidad policial. Este último lo haría de 4:00 a.m. a las 5:00 p.m. Pero esta versión la halla poco creíble el juez del caso, Roberto Arévalo Ortuño.

Después de escuchar lo manifestado por los policías al inspector, el declarante dijo que volvió a su habitación, pero aproximadamente una hora y media después escuchó que Deras, en presencia de Flores Castro y Estrada Villalobos, hablaba por teléfono y en alta voz con Castillo Arévalo, quien le pidió de favor que le sacaran el carro que tenía parqueado “en el punto”, para huir en él una vez que entregara la patrulla que se había llevado.

Carla Mayarí Ayala, agente de la PNC, desaparecida por agentes del Grupo de Reacción Policial desde el 29 de diciembre de 2017.

La orden de captura

“Usted me va a garantizar de que ese muchacho (Castillo Arévalo) no se vaya a ir cuando venga a dejar la patrulla. Usted arme el dispositivo de seguridad con gente en la pluma, porque es la única entrada, él ya no se va media vez entre. Se cierra esa pluma y de allí no sale nadie”, le ordenó Flores Castro a Estrada Villalobos una vez se cortó la llamada, según el testimonio.

A esa hora, dijo el declarante, ya había llegado a la sede del GRP personal de Inspectoría General de Seguridad Pública y Asuntos Internos de la Policía, y que él se fue a su cuarto a esperar su turno.

En el cuarto, su compañero, Obdulio López Martínez, de indicativo Yunque, se vestía porque le habían ordenado formar parte del dispositivo.

El imputado aseguró que cuando llegó la hora de su turno, ya no vio a Estrada Villalobos. Bajó a la entrada del GRP y observó que a un lado del portón de la entrada había cinta amarilla, porque habían encontrado una mancha de sangre, al parecer era de la agente Ayala.

Luego subió a la bodega a guardar un fusil de un compañero que se iba de licencia. Al bajar, el sargento Ventura Martínez, de indicativo Enigma, le preguntó al comandante de guardia si había visto a Estrada Villalobos, pero este le dijo que no. El sargento respondió que él y el inspector eran los encargados de detener a Castillo Arévalo en el dispositivo que se instalaría en la calle.

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La jefa fiscal de la Unidad Antipandillas, Guadalupe de Echerría, y el juez Sexto de Instrucción, Roberto Arévalo Ortuño recrearon la escena de la desaparición de Ayala. Ésta se realizó en la base del extinto Grupo de Reacción Policial (GRP) y en las cercanías del redondel conocido como Árbol de la Paz.

Según Pérez Pineda, después otro policía llegó a buscarle -no recuerda si para entregar o sacar su arma de fuego- y por ello subió otra vez a la bodega, donde estuvo de 10 a 15 minutos arreglando otras armas de fuego.

Al bajar, otra vez, observó que Castillo Arévalo llegó a la entrada del GRP, vestía calzoneta y dijo que ya no era de ese grupo policial. Contó que se contactó por radio con el agente López Martínez, que este le dijo que no vieron al exagente porque no estaban en la pluma, sino adentro de la colonia, así que Pérez Pineda gritó hasta tres veces al sargento y al inspector. Cuando ellos salieron habrían corrido tras el imputado prófugo.

Aunque el declarante no formaba parte del dispositivo, dijo que se les unió, y se fue por la acera, mientras que Ventura Martínez y Estrada Villalobos se fueron por la calle, les siguió López Martínez.

En el momento en que el inspector dio instrucciones verbales y quiso arrestar a Castillo Arévalo, afirmó el imputado, observó que en la pluma del GRP había un carro tipo sedán al que se subió el expolicía.

Todavía a pie le habrían perseguido, pero escuchó que las llantas del carro hicieron un ruido, también disparos y él lanzó entre tres y cuatro balazos al automotor, pero este siguió su marcha hasta subirse a una acera cerca del redondel Árbol de la Paz. Allí dos familiares de Castillo Arévalo fueron detenidos.

Pero Pérez Pineda dijo que subió con los otros compañeros a una patrulla y siguieron a Castillo que corrió en dirección a la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), en sentido contrario a los carros, pero lo perdieron de vista en el lapso de 15 a 20 segundos, debido a que iban en sentido contrario, y un pick-up con dos vigilantes que venía hacia ellos solo retrocedieron, no se apartaron pese a la orden.

Reconstrucción del caso Carla Ayala. Foto/Menly Cortez